¡Madre mía! ¡Años que no cogía una bici! Desde el viaje a Nueva York...
Sacamos las cinco bicis del apartamento y nos dispusimos a ir a una tienda de alquiler de bicis, que hay alado de la estación de tren, a por la sexta.
Había que ir hasta allí y... ¿uno tenía que ir andando? Venga ¿quien sabe llevar?
Ahí se prestó Jaime a llevarme. Al principio un poco de miedo, pero hay que reconocerle que lo hizo genial, aunque vaya dolor de culo lo de ir sentado en la parte de atrás.
Una vez que todos teníamos bici, pusimos rumbo al Palacio Imperial de Kyoto, cuya reserva habíamos realizado desde España con dos meses de antelación.
La visita en cuestión era una visita guiada en inglés de 1 hora y merece mucho la pena. Si no sabéis inglés no os preocupéis, os limitáis a observar el palacio y listo, pero es la única manera de poder visitarlo.
Mención especial a sus jardines, preciosos.
Después de la visita al Palacio, nos dirigimos hacia el castillo Nijo-jo. Este castillo me gustó mucho, el entorno era ideal y además se visitaba el interior del mismo. Para ello era necesario descalzarse para poder entrar y no estropearlo.
Después de visitar el castillo cogimos las bicis dirección al templo Kiyomizu-dera.
Un pequeño comentario sobre el uso de las bicis en Kyoto: En mi opinión es el mejor medio de transporte, ya que quitando la zona de Kiyomizu-dera, todo es bastante llano, hay carril bici a lo largo de casi todo Kyoto, tanto coches como peatones son muy respetuosos con las bicis y no es necesario ni candar la bici cuando la aparcas, porque allí nadie se lleva nada que no sea suyo ¡Una maravilla!
Camino del templo hicimos una parada técnica para comer. Cada vez acertábamos más dónde comer bueno-bonito-barato, como en esta ocasión.
No sabría ubicaros el sitio en el mapa la verdad, pero lo que no se me olvida es ¡su curry! Mmmmm...
Después de reponer fuerzas nos dirigimos, esta vez sí, hacia el templo Kiyomizu-dera. Los que no estéis acostumbrados a la bici, coged carrerilla...
La zona que rodea el templo está llena de tienditas donde hubiera estado bien invertir algo más de tiempo, pero teníamos muchos objetivos en el día, así que limitamos el tiempo y nos centramos en el templo que está genial y tiene unas vistas o "Nice views" impresionantes, donde puede verse todo Kyoto.
Gran terraza del templo. |
Inmediaciones. Tiendas de souvenirs. |
Lugareñas con Kimono típico, seguramente celebrando su graduación. |
Jaime con su flamante gorro arrocero |
Lo gracioso de esta foto es que ¡casi les hacía más ilusión a ellas hacerse la foto con nosotras! ni sé las fotos que nos hicieron. |
Después de visitar el templo nos dirigimos de nuevo hacia nuestro medio de transporte del día. El sol apretaba y los sillines quemaban muchísimo, pero el subirse a la bici siempre era un alivio por la brisilla.
Nos dirigimos a ver un buda gigante que no se encontraba muy lejos.
Era tan grande que se veía desde fuera y la entrada no era precisamente barata, así que decidimos echarle una foto y dejarlo estar.
Dimos un paseo más en bici por la zona y ya cansados, a eso de las 19, acabamos dirigiéndonos a la estación de tren donde habíamos alquilado la sexta bici para devolverla.
Nos retiramos al apartamento. Pedro optó por darse una vuelta por el Yodobashi Kyoto que se encontraba alado de la estación de tren.
Después de descansar un poco, salimos a cenar a nuestro restaurante de cabecera.
El cansancio estaba ya haciendo mella y eso que el día en bici nos dio un respiro a los pies.
Nos retiramos pronto ya que al día siguiente, para no variar, había que madrugar.
En el próximo post excursión a Hiroshima y Miyajima. ¡No os lo perdáis!
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