domingo, 28 de septiembre de 2014

Cala en Turqueta, cala des Talaier y playas de Algaiarens (La Vall)

Amaneció el segundo día con un sol radiante, cargamos la mochila con las toallas y pusimos rumbo al aparcamiento de Cala en Turqueta.
Una vez allí, dejamos el coche en el parking y comenzamos con la ruta que nos llevaría primero a Cala en Turqueta y después a Cala des Talaier, el que era nuestro destino.
Os dejo la ruta desde el aparcamiento.

Como podéis ver en el mapa, nos llevó una hora llegar a la playa desde que salimos del parking. Teniendo en cuenta que nos paramos en varios puntos a sacar fotos.
El punto 1 es Cala en Turqueta.



Cogimos el camino de caballos en dirección des Talaier.
Cuando veáis puertas como la de la foto que os muestro a continuación atravesadlas sin problemas.

Estas puertas las ponen para que no se escapen los animales, pero puedes pasar por allí sin ningún problema, las vereis a lo largo de todo el camí de cavalls.

Vistas desde el punto 2 del recorrido.
Después de la caminata bajo el sol, llegamos por fin a des Talaier.
El esfuerzo mereció la pena. La cala estaba casi desierta, el agua era absolutamente transparente y de color turquesa.
Vista de la cala desde la entrada.
Vista de la cala desde dentro del agua.
Aguas cristalinas en des Talaier. Un sitio ideal para hacer fotos acuáticas.
Pareja disfrutando de la tranquilidad de la cala.
Fue uno de los sitios que más me gustó, no sé explicar exactamente por qué, pero parecía un sitio casi desierto.
Claro que esta perspectiva puede cambiar dependiendo del momento en que visites la cala, porque otro día decidimos volver y justo acababa de desembarcar allí un ejercito de turistas que venían de un gran barco que había atracado en las playas de Son Saura y la cala estaba impracticable, además de sucia... a veces da pena ver como trata la gente las playas...

Disfrutamos un rato largo de la cala y decidimos poner rumbo de vuelta a Cala en Turqueta para pegarnos un baño e ir fresquitos a comer, ya que ese día habíamos previsto parar en Ciutadella a comer en un sitio que habíamos visto que estaba de moda la noche anterior.
El sitio en cuestión se llama Ses Voltes y se trata de un local bastante grande con varios comedores en diferentes plantas.
A esas horas no había casi nadie, lo cual era comprensible, ya que en la época que visitamos la isla tampoco había demasiado agobio de turistas y la mayoría estarían en las playas o calas comiendo, así que no tuvimos problema en encontrar un hueco en la bonita terraza que dispone el local en su azotea.
Comimos un menú del día que creo recordar que rondaba los 14-15 euros que estuvo bastante correcto, aunque para el lleno que tenía el local la noche anterior esperábamos que fuera la pera y tampoco era para tanto, pero estaba bastante bien.

Olivas para picar.

Gazpacho de fresas con picatostes.
Tempura oriental. Demasiado rebozado para una tempura.
Pollo en salsa.

No recuerdo el nombre pero era una especialidad de Menorca por lo que nos dijeron. Una especie de chorizo relleno que estaba muy rico.
Mousse de café.
Coulant.
Con la tripa llena, volvimos a coger el coche y nos pusimos rumbo al norte de la isla por primera vez.
El destino eran las playas de Algaiarens, concretamente la playa de la Vall.
Os recomiendo que antes de aparcar en el primer aparcamiento que veáis sigáis para adelante, porque hay otro aparcamiento bastante grande más cerca de la playa.
Nosotros pagamos la novatada y tuvimos que ir andando un rato más, lo cual no importó porque nos vino bien para bajar la comida.

Atravesamos la primera parte de la playa, ya que en el blog "Lugares secretos de Menorca" habíamos visto que después del peñón que se divisa al fondo hay otra playa menos frecuentada.

Antes del peñón hay un camino que lo atraviesa por la parte de atrás.
No intentéis bordear el peñón ya que es una zona peligrosa.
El camino te lleva a la otra parte de la playa.
Casita de pescador en las rocas.
Atardecer en las playas de Algaiarens.
Al tomar contacto por primera vez con las playas del norte nos dimos cuenta de las claras diferencias entre norte y sur.
En mi opinión, son diferentes, pero las playas y calas del norte no tienen nada que envidiar a las del sur.
Las del sur recuerdan a las playas del caribe, mientras que las del norte no disponen de esas aguas turquesas ni de esa clarísima arena, pero son unas playas estupendas de igual manera que tienen otro encanto.
Cuando el sol perdió intensidad, decidimos recoger las toallas y poner rumbo de vuelta al hotel ¡Segunda de etapa de playas y calas en Menorca completada!




domingo, 21 de septiembre de 2014

Macarella, Macarelleta, Cala Galdana y toma de contacto con Ciutadella.

Nos levantamos bien prontito con ganas de empezar a conocer las maravillosas calas de las que presume la isla de Menorca.
Para comenzar elegimos Macarella y Macarelleta, que habíamos leído que eran estupendas y una visita obligada.
Cogimos el móvil y marcamos en GoogleMaps "Macarella" y seguimos sus indicaciones.
Pues comenzamos mal... El GPS nos llevó a Cala Galdana, para que fuéramos andando desde allí, cuando yo había leído que había una carretera que te llevaba muy cerca de ambas calas...
Nos paramos a preguntar y efectivamente el GPS nos la había liado... nos comentaron que no hiciéramos demasiado caso del GPS en la isla y yo recomiendo lo mismo después de esta entrada triunfal.
Si vas atento a las indicaciones llegarás a cualquier sitio sin problemas, de hecho, ese mismo día cuando volvíamos al hotel, nos fijamos donde estaba el desvío para las playas que no habíamos cogido :-(
La farmacéutica a la que preguntamos nos indicó que para ir en coche a Macarella tendríamos que desandar lo andado y desviarnos a la playa, lo que suponían 45 minutos más.

Cuando vio nuestra cara de poker, nos dijo que por el camí de cavalls podíamos llegar dando un bonito paseo a ambas playas, eso sí, nos advirtió que tendríamos unos 30-40 minutos andando, dependiendo el paso que lleváramos.

Así que decidimos aparcar el coche e ir andando, ya que la idea de caminar nos pareció más apetecible que contiunar en coche.
Serían las 10 de la mañana y el sol ya apretaba, aunque corría una brisa bastante fresca, indicativo de que estábamos a principios de Junio. Cogimos los bártulos y comenzamos la ruta.


Macarelleta la izquierda. A su derecha Macarella.
Mi primera recomendación para los neófitos es el cambiar las chancletas por las playeras y el short por unas mallas o pantalón bien cómodo.
Lo de las playeras es importante, porque estuve a punto de torcerme el tobillo en más de una ocasión y eso provocaba que fuera más lenta.
Durante el camino vimos varias de las siguientes indicaciones que marcaban lugar de interés.

Pero decidimos dejar la exploración para el camino de vuelta, porque lo que realmente nos apetecía era tener nuestro primer contacto con la playa.
Aviso para navegantes: el camino es asequible pero bastante abrupto. No lo veo muy accesible con sillas de niño o para personas con dificultades al andar.

Por fin empezamos a visitar Macarella, pero todavía no os la enseñaré ya que nosotros decidimos pasarla por alto y continuar primero hasta Macarelleta, que nos habían dicho que era más bonita y más íntima y además estaba más lejos.
Así que continuamos hasta que Macarelleta empezó a dejarse ver.





Nos quedamos maravillados con lo bonito de la cala y apretamos el paso para llegar por fin hasta ella.
Había gente, pero todavía no estaba abarrotada, así que extendimos nuestras toallas y comenzamos a disfrutar del día de sol.
Esta cala destaca por sus aguas turquesas y su limpia y fina arena.



Esperé a coger un poquito de calor y enseguida solté un "me voy al agua" y es que con ese agua... la toalla podía esperar.
Me fijé en que había poca gente bañándose y me imaginé que estaría un poco fría y yo riéndome para mis adentros pensando "estos no están acostumbrados... ¡al norte os mandaba yo!"
Llegué a la orilla toda digna y corroboré que el agua estaba bastante fría... y yo pensando ¿pero esto no es el mediterráneo? pues sí, pero también era Junio.
Aún así eso no iba a impedir que me pegara el primer baño del año, así que me adentré en el agua y... ¡ojo! medusa...
¿Medusas? ¡¡pues si el agua está fría!! 
Al mal tiempo buena cara, así que me planté mis gafas de bucear y fui esquivando medusas cual sirena.
Después de un buen rato en la cala, decidimos recoger el campamento y movernos a Macarella, donde comeríamos algo de comida que llevábamos encima y nos pegaríamos un baño antes de emprender el camino de vuelta a Cala Galdana.


Cala Macarella
Macarella, aun siendo una cala preciosa, me supo a poco después de visitar Macarelleta. La arena, estaba bastante más sucia, llena de palitos de árbol y algas traídas por la mar. 
Por contra, tiene una zona de sombra debajo de los árboles que la hacen ideal para comer y descansar un poco del sol.
Además los amantes de los txiringuitos agradecerán que en la cala exista uno y para los más vaguetes es un sitio ideal, ya que la caminata del parking a la cala es breve (nosotros jugamos en otra división por hacer caso al GPS...)
Después de comer y pegarnos un baño nos preparamos para la caminata de vuelta.
Por el camino paramos en todos los sitios marcados como lugar de interés por sus vistas, alguno merecía la pena más que otro la verdad... pero no recuerdo cuales eran los que realmente merecían la pena.
Os dejo unas fotos de estos miradores:





Seguimos por el camino de caballos y después de un rato andando llegamos a Cala Galdana. Cala Galdana es un pueblito turístico que se ha formado entorno a la cala. 
Llama la atención que desde la playa se levantan unos abruptos acantilados y arriba de ellos se han edificado casas de lujo.
Cala Galdana, es otro concepto de cala, no tiene nada que ver con Macarella y menos con Macarelleta, pero aún así es un sitio bonito, aunque totalmente turístico, pero es una buena idea para familias y personas con movilidad reducida, ya que resulta totalmente accesible.

Después del baño, emprendimos rumbo al hotel, donde nos duchamos y cenamos. Después nos acercamos a Ciutadella a dar un paseo.
Ciutadella es un sitio realmente hermoso, tiene un encanto especial.
Pasear por su puerto y sus calles es una maravilla. Tomarse un helado, una copa o simplemente disfrutar del paseo.




Después del paseo, cogimos el coche de vuelta al hotel, que al día siguiente tocaban más sol y calas.
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