El día antes del viaje de vuelta, hicimos una excursión de medio día a Greenwich, que desde mi punto de vista, merece muchísimo la pena.
Nos dirigimos al embarcadero de Embankment (Embankment Pier) para coger un barco fluvial de la compañía KPMG que nos llevaría hasta Greenwich. El viaje duró aproximadamente unos 30 minutos que se nos pasaron volando por lo bonito de las vistas. Merece muchísimo la pena vivir Londres también desde el Thamesis.
El viaje nos costó un total de 4 libras, tuvimos un pequeño descuento por tener la Oyster card. Podéis informaros sobre horarios y rutas en Thames clippers.
Nada más desembarcar pudimos ver el famoso barco Cutty Sark. Para visitarlo por dentro había que pagar 12 libras, así que nos conformamos viéndolo por fuera, ya que en Greenwich quedaba mucho que ver: el Royal Naval College, el Museo Marítimo Nacional, la casa de la Reina, el parque de Greenwich, el observatorio y planetarium de Greenwich...
Cutty Sark |
Barco dentro de una enorme botella en los exteriores del Museo Marítimo Nacional. |
Al Museo Marítimo Nacional y al Real Colegio Naval pudimos acceder si coste alguno, también a parte del observatorio, aunque la parte en la que está la línea que simboliza el meridiano de Greenwich es de pago.
Linea física que representa el paso del meridiano de Greenwich. |
Desde lo alto de la colina en la que se encuentra el observatorio pudimos contemplar unas vistas maravillosas.
Vista del Museo Marítimo Nacional y la casa de la Reina. Al fondo el distrito financiero de Canary Wharf. |
Hicimos una parada para comer en el gastropub "King's Arms", el cual recomiendo, porque pudimos degustar unos fish & chips muy buenos y unas mini-hamburguesas que estaban genial para compartir. Lo que menos nos gustó fueron los nachos, los cuales iban acompañados de carne y se hacían un poco densos.
El sitio resulto ser muy acogedor y económico, con lo cual, totalmente recomendable.
Vista del comedor de "King's Arms" |
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Paseamos un rato por la zona, que tenía muchísimo encanto y que con otra temperatura nos hubiera gustado visitar más en profundidad, pero no era el caso, porque hacía un frío que pela, así que decidimos emprender el camino de vuelta al centro de Londres.
Para ello cogimos el DLR (Docklands Light Railway) hasta la zona financiera de Canary Wharf. La cual hubiera estado bien echar un vistazo porque tenía unos edificios interesantes. Una vez allí hicimos un transbordo para coger el metro, concretamente la Jubilee Line que nos acercaría al centro.
Decidíamos que la última tarde en Londres podía ser un buen momento para hacer una visita al British Museum.
No teníamos mucho tiempo, pero el suficiente para ver las obras de arte y descubrimientos más señalados, especialmente la piedra Rosetta.
Ya sabéis por otros post que cada vez soy más consciente de que los museos me gustan, pero para echarles un vistazo rápido y de este lo que más me gustó fue su arquitectura, esa onda que hace la cúpula del techo y que fue objeto del ojo de mi cámara... Bueno, en este caso no fue de mi cámara!
Piedra Rosetta |
Armadura de ejército oriental |
Nos iban a sobrar bastantes libras y decidimos invertirlas en pegarnos una buena cena.
Así que cenamos a base de entrecots y solomillos de vacas escocesas, a excepción de una ensalada césar especial. Todo ello regado con cervezas y una botellita de vino blanco.
Lo peor de todo fue el precio... la cuenta ascendió a un total de 141.45 libras, lo que al cambio se queda en unos 162€, es decir, algo más de 32€/persona para una cena que estuvo correcta, pero no sobresalió y tampoco fue demasiado copiosa.
Y con esto finalizo la serie de posts sobre Londres!
Espero que os haya gustado y que os sirva para preparar vuestra escapada a Londres!
Para cualquier pregunta, podéis dejar un comentario. Hasta la próxima!!