Cristalera del restaurante reflejada en una copa de vino blanco |
Nos presentamos en el restaurante a la hora acordada y nos acomodaron en una mesa con una iluminación increíble debido a que estaba situada bajo una enorme cristalera.
Nos trajeron la hoja del menú, que no se parecía en nada a la propuesta que les había realizado a mis acompañantes debido a que estaban cambiando la carta del menú, pero no nos importó demasiado, de hecho alguno salió contento con el cambio.
Para abrir boca nos sorprendieron con un moderno canapé que estaba riquísimo y conseguía su objetivo de ponernos los dientes largos.
De todos los entrantes pudimos probar la ensalada de queso fresco a la placha, manzana y vinagreta de mango, el arroz marea negra y y el Raff relleno de pisto mozarella y aceite de sésamo.
Yo personalmente opté por los tomates rellenos, que se presentaban en su justa medida y estaban muy ricos y ligeros, me gustaron mucho.
Mis acompañantes quedaron muy contentos con el arroz y la ensalada que como podéis ver tenían muy buena pinta.
ensalada de queso fresco a la placha, manzana y vinagreta de mango |
Arroz marea negra |
Raff relleno de pisto mozarella y aceite de sésamo |
De los segundos pudimos probar el Bacalao ajoarriero y la Crepineta de lechal con patatas risoladas en su jugo.
El bacalao no tuve ocasión de probarlo, pero la pinta era estupenda y los comensales dieron fe de ello.
Por mi parte me decanté por la Crepineta de lechal que estaba espectacular, nos gustó muchísimo y no podíamos parar de comentar lo buena que estaba.
Por ponerle algún pero, las raciones se nos hicieron un poco escasas, pero pienso que todo estuvo en su justa medida y que si hubieran sido más grandes hubiéramos acabado demasiado llenos.
Bacalao ajoarriero |
Crepineta de lechal |
Llegamos al postre y la mayoría de nosotros optamos por los canutillos, aunque dos se salieron de lo común pidiendo una cuajada y un yogurt griego que me arrepentiría más tarde de no haber pedido, no porque los canutillos estuvieran mal, pero la pinta del yogurt griego era increíble.
Canutillos fritos con crema de chocolate e inglesa a la naranja |
Yogurt griego |
Cuajada con teja casera y miel |
Unos cuantos acompañamos la comida con un Rioja crianza "Montes de Ciria"
El menú ascendió a 22€ persona, lo que me pareció un precio estupendo para una comida de fin de semana en el centro de Bilbao y con una gran calidad, aunque faltara algo de cantidad en opinión de algunos.
El restaurante "Atril 21" nos ofrece una muy buena propuesta para comer en un sitio especial en Bilbao a un precio más que asequible.