viernes, 4 de diciembre de 2015

Día 2. Islas Ballestas, Ica y oasis de Huacachina.

El segundo día en Perú amanecimos, por decir algo, a las 2:30 a.m. con la intención de coger el autobús de Cruz del Sur con destino Paracas que salía a las 3:30 a.m.
Menos mal que los autobuses, o como los llaman allí cruzeros, son el colmo de la comodidad, con asientos super anchos que se reclinan hasta casi convertirse en cama, pantalla individual de entretenimiento, manta, almohada e incluso desayuno.
En tres horas y media que se pasaron volando, llegamos a Paracas, un pequeño pueblo costero puerto de salida de los tours a la reserva natural de las Islas Ballestas.
El día anterior habíamos gestionado con el recepcionista del hotel Tinkus Inn en Lima esta excursión y nos recogieron en la estación de autobuses para acercarnos al puerto.
Allí pudimos dejar las mochilas y tras una hora de espera en la que pudimos dar un paseito por la costa de Paracas cogimos la barca rápida que nos acercó a la reserva.

La primera parada de la barca fue para contemplar el geoglifo del candelabro.



Después, proseguimos la marcha hasta las islas, donde pudimos contemplar leones marinos, pingüinos Humboldt y una gran variedad de aves, todo ello en su entorno natural, impresionante.




Una vez finalizada la visita, nos recogieron en el puerto para poner rumbo a el oasis de Huacachina, donde pudimos comer en uno de los restaurantes que dan al oasis.


Después de comer algo, subimos al colectivo de la excursión junto a la que iba a ser nuestra compañera de viaje Mariella (Mariella un besote!!) y nos dirigimos a la bodega Tacama ubicada a las afueras de Ica, donde nos explicaron el proceso de elaboración del Pisco, un aguardiente que posee el título de "la bebida destilada del Perú".
Con él se pueden hacer infinidad de coktails, destacando el "Pisco Sour" que es absolutamente exquisito.
Después de explicarnos el proceso hicimos una cata de diferentes variedades de Pisco.

Algo más animados, debido a la cata de Piscos, volvimos a poner rumbo al oasis de Huacachina, donde cambiamos el colectivo por un arenero y nos lanzamos a la aventura de dar una vuelta por el desierto de Ica.
El paisaje es absolutamente impresionante y la experiencia totalmente recomendable. Es una pasada mirar al horizonte y no ver nada más que dunas y más dunas, precioso.



Después del paseo en arenero, tocaba hacer sandboarding, que es una especie de snowboard pero sobre arena.
Nosotros utilizamos la tabla pero nos montamos de otra manera :-D



Después del sandboarding regresamos al oasis y después a Ica, ciudad en la que teníamos reserva de hotel, un hotel nada recomendable por cierto. El alojamiento en Huacachina parece más recomendable, pero alojarse en Ica tenía un plus de comodidad para emprender la siguiente etapa: Nazca, sus famosas líneas y una historia para no dormir ¡Que siga el viaje!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia de Creative Commons
Que empiece el viaje ya by Janire López Irazu is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en quempiecelviajeya.blogspot.com.
Permissions beyond the scope of this license may be available at http://quempiecelviajeya.blogspot.com/.