Así que tras barajar varias empresas que ofrecían este servicio o servicios parecidos, decidimos decantarnos por MenorcaEnVelero
La excursión salía desde el puerto de Mahón bien prontito con dos rutas posibles dependiendo de las condiciones de la mar y la dirección del viento.
En nuestro caso el capitán decidió decantarse por la ruta norte, parando en la isla des Colom, una reserva natural sólo accesible en barco, en frente de la albufera des Grau.
Por no hablar de la maravillosa sensación del viento en la cara mientras navegas y ese sabor a sal.
Atracamos en una playa donde sólo estaba atracado otro barco más. Algunos cogieron la barca para llegar hasta la playa, pero nosotros cogimos las gafas de bucear y nos tiramos al agua directamente para ir a la playa nadando.
Debajo del barco se amontonaron un montón de peces, parece que están acostumbrados a que se "caiga" algo de comida o algo por el estilo.
Además pudimos ver un montón de Posidonia y peces pepino, que me dan un repelús que para qué contaros :-D
El agua, como podéis ver en las fotos, era completamente cristalina, lo que resulta genial para hacer un poco de snorkel (vamos, yo en mi salsa)
Después de un poquito de snorkel y otro poquito de tomar el sol en la playa, otro chapuzón y para el barco, donde tomamos un poco más el sol y después nos sumamos a nuestros compañeros de viaje para comer.
Además de nosotros, el viaje lo componían 3 parejas más y el capitán del barco.
Hicimos una comida tipo buffet. Todo estaba bueno pero sin grandes preparaciones, ya sabéis, un poquito de ensalada, empanada, pavo relleno frío, unos vinagres...
Además podías consumir toda la bebida que quisieses, incluido vino y cerveza (entiendo que habrá gente que se pondrá fina filipina, pero en nuestro caso fue todo de lo más moderado)
Después de comer, empezamos a emprender el viaje de vuelta, ya que el día se estaba poniendo un poco feo.
Hasta me dejaron ponerme al timón un segundillo :-P
Antes de volver al puerto paramos en una zona entre la fortaleza de la Mola y la Illa del Llatzeret que estaba resguardada del viento que se había levantado.
Lamentablemente no debimos de ser los únicos que lo pensamos, ya que estaba plagado de barcos, pero bueno para un chapuzón podía valer.
Pero no, no pudo valer... ya que echamos un vistazo al agua y estaba plagada de medusas, con lo que nos rajamos y no hubo chapuzón de despedida.
Poco después emprendimos la vuelta al amarre donde finalizó la excursión en velero.
La excursión estuvo genial, por la experiencia y el día tan relajado y diferente que te llevas en la mochila, la verdad es que nos gustó mucho, totalmente recomendable.
Qué experiencia más chula!! Me la apunto para cuando visite alguna isla o costa que lo permita....
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